El verano es una estación en la que muchos insectos mueren debido a las altas temperaturas, pero otros, debido a este mismo motivo se ven favorecidos y la proliferación de sus huevos y larvas es mucho mayor.
En esta época debes realizar fumigaciones preventivas que van a ayudar a que tus plantas permanezcan sanas y no se contagien de males como los que te contamos a continuación:
El pulgón: Son pequeños insectos de 3 o 4 mm de diámetro, que podemos encontrar en diversos colores como el gris, el verde o el amarillo. Hay variedades de pulgón que atacan a una sola planta y otras como la verde, que atacan a diversas plantas a la vez, como rosales, tomates, pimientos, etc.
Es una plaga que se propaga con gran facilidad, en parte porque su reproducción se lleva a cabo mediante «parterogénesis», es decir, paren clones de sus adultos sin necesidad de aparearse, además son capaces de enterrar sus huevos en invierno, los cuales permanecen en estado latente y eclosionan la siguiente primavera. Afectan a la planta de dos formas: chupan su savia y además generan un hongo llamado «negrillo» que impide que la planta pueda hacer la fotosíntesis y finalmente muere. Para dificultar más la situación, los pulgones van siempre aparejados de hormigas, que les ofrecen protección a cambio de una melaza que los pulgones segregan y a las hormigas les encanta.
Pero no te preocupes porque en tu jardín, también tienes insectos que son tus aliados. A parte de fumigar de forma regular, puedes añadir a tu jardín unas cuantas mariquitas, que van a comerse a los molestos pulgones y a proteger a tus plantas de ellos.
La cochinilla algodonosa: Es un insecto de color blanco parduzco, de forma ovalada y con una cobertura suave y sedosa. Nace en Junio, momento en el que hay que aprovechar para deshacerse de ellas en su estado larvario, ya que luego es mucho más difícil, debido a que su caparazón se endurece y muchos insecticidas no le hacen efecto.
Debilita las plantas succionando su savia y generalmente ataca a plantas que sufren de estrés o ya están débiles por otros motivos. Hay que aplicar abono orgánico y proveer de suelo «acolchado» a las plantas. Si ya se ha contraído la plaga, lo mejor es fumigarla con un insecticida específico y si se tiene posibilidad, separar la planta del resto para evitar contagiar a otros ejemplares.
La mosca blanca: Esta pequeña mosca, de la cual existen más de 500 especies, tiene una boca mixta, que les permite morder y succionar, con lo cual pueden alimentarse de más de 1500 especies de plantas distintas. Se sitúan en el envés de las hojas, ya que esta zona de la planta es más porosa y por lo tanto, les es más sencillo succionar la savia de las hojas. Al igual que los pulgones, también segregan una melaza que atrae a las hormigas y facilita la aparición de hongos como la «negrilla».
La prevención es tan simple como evitar el encharcamiento, mantener un riego frecuente pero con un suelo drenado y abonar cuando sea necesario. Si a pesar de esto, tus plantas se contagian, lo más sencillo es que quites la mosca manualmente (puedes sacudir la planta ligeramente para que se espante) si esto no es suficiente, rocíala con jabón potásico.